Sólo una reunión...(Anthony)

-En el reloj del celular rojo escarlata de la profesora, la cual, con una sonrisa, se dirigía al Starbucks, se marcaban las 6:58, ella era alguien muy puntual, jamás llegaba tarde y jamás llegaba antes de lo previsto, y de hecho ya se encontraba a unos 13Mts. del lugar, en lo que caminaba y accesaba darían las 7:00 para encontrarse con su estudiante, habían quedado puntuales a las 7 y ella daba por seguro que Anthony llegaría a la hora. Llevaba una larga falda victoriana que llegaba hasta sus pantorillas, color blanco. Un corsé ajustado en color blanco también, sobresaliendo con listones azul celeste. Su calzado era uno habitual en ella, botas de plataforma blanco con rojo, como caramelos. Su maquillaje parecía excesivo pero no del modo que se ve en las estúpidas de hoy, el suyo era un retoque de plovo blanco en todo el rostro, y los labios pintados de rojo sangre. Los ojos delineados con un volumen ligeramente excesivo, y con una lagrima muy pequeña que simulaba salir directamente del derecho, pero esta tenía un interir rojo, como si fuese sangre. No llevaba bolso, llevaba un estuche de violin, el interior era lógico, más unos cuántos más artículos dentro. Al estar en el café, su extraña forma de vestir atrajo las miradas de todos los clientes, pero como siempre, no le importó. Llegó y se sentó en un cómodo sofá a ver la puerta del lugar. 6:59 era la hora que indicaba el reloj del lugar.-

Mi reloj de muñeca marcaba las 6:57 cuando entré al lugar, era un poco temprano, tomé lugar en una silla un poco apartada donde tenía una vista muy buena de la puerta principal. No paraba de mover mis piernas al igual que no dejaba de ver el reloj cada par de segundos. Cuando mi reloj marcó las 6:59 ella entró y se sentó en un sofá, me levanté rápidamente de la silla, para cuando llegara a donde ella estaba serían las siete en punto. -Hola.- Dije una vez frente a ella con dulzura y un poco de nerviosismo, me agaché un poco para quedar a su altura y besar su mejilla con delicadeza en forma de saludo. Olía bastante bien...antes de separarme del todo aspiré por la nariz profundamente para disfrutar de su esencia un poco mas. Miré el suelo mientras sonreía, quizás había sido muy atrevido de mi parte haberla saludado de esa manera.

-El beso fue correspondido, sintió el momento en que él inhaló estando a un lado de ella, esbozó una sonrisa llena de pena, y le observó fijamente.- ¿Te gusta? Es vainilla...-Dijo con dulzura y sonrosándose un poco. Observó hacia la caja, sólo lo hizo como excusa para desviar la mirada, quería evitar sonrojarse.- ¿Qué se te ofrece?-Dijo gentil y sonriendo, volteándolo a ver nuevamente.-

Apenas mencionó la fragancia que estaba usando mordí mi lengua, había sido muy obvio al inhalar. -Si...adoro el aroma a vainilla.- Dije con gentileza y timidez, la miré solo para sonreír inocentemente. -Amm...un...¿capuchino? no lo sé, jamás había venido a un Starbucks.- Hice una mueca de desaprobación y solté una pequeña risa.

Estúpida falta de comunicación. Al menos nos ha servido a ambos, vámonos de aquí...te confieso que tampoco había estado en uno, es mi primera vez. Creí que como muchos de mis almunos siempre hablan de eso a ti también te interesaría...-Dijo observando la salida con una sonrisa. Miró de reojo al joven.-Ya sé, vamos a comprar raciones exhuberantes de chocolate, y ¿qué te parece si vamos a mi casa? Al parecer...-Elevó su tono de voz para su siguiente frase.-LA ROPA CON VERDADERO ESTILO Y CULTURA LES MOLESTA-Observó al joven, sonriendo mientras todos los volteaban a ver, pero realmente no le importaba, jamás le había importado la opinión de terceros.-

-Algo me dice que esta fue nuestra primera y última vez en un Starbucks.- Comenté divertido, cuando yo había entrado me miraron extraño, y no quiero ni imaginar las miradas que le dedicaron mi tutora cuando entró. En verdad que no me sentía cómodo en ese lugar. -Suena maravilloso.- Sonreí ante su propuesta, no podía esperar a salir de ese lugar. Cuando subió el tono de su voz reprochando a los demás su actitud negativa hacia su forma de vestir, mirando a los presentes sonreí orgulloso por ser el acompañante de esa maravillosa chica neo-victoriana. Abrí la puerta y la deje pasar caballerosamente antes de mi. -Supongo que la primera parada será algún emporio de dulces...¿Conoces alguno?- Pregunté curioso, yo no tenía idea de lo que había en la cuidad, por lo general me quedaba dentro del instituto.

Gracias-Profirio con una sonrisa embelesada para su alumno. Ambos partieron de aquél lugar donde eran rechazados por seres superficiales. Alguien a quien gente como ellos repudian, a los que juzgan por apariencia. No les importó realmente, no tenían porque interesarse en burda gente ignorante. Salieron del lugar luego de haber recibido miradas desaprobatorias y hostiles, dirigiéndose hacia un lugar con un ambiente más ameno. Por la banqueta ambos caminaban, ella sonreía teniendo en mente su próximo destino, la dulcería. No estaba muy lejos, eran 4 calles las que debían recorrer, el crepúsculo estaba cerca, las nubes se asomaban en el cielo que de azul pasaba lentamente a gris. Al llegar a la tienda, el dueño, pareció no querer abrirles, su aspecto, como bien fue rechazado en el café, podría ser rechazado aquí, el problema era que de ese lugar si requerían algo...Por suerte, aquél hombre no mostró disgusto al verlos fuera de su tienda, les vendió 500 gramos de bolitas de chocolate, 10 chocolates en barra, y unos 50 Kisses. Satisfechos ambos, pagó la profesora sacando los 15 Euros que costaba todo. Salieron de la tienda y consiguieron que un taxi los llevara a la casa de Madam Winehouse, estaba a 30 minutos en automóvil, durante el transcurso, seguro comerían alguno que otro chocolate. El taxi estacionó, y les facilitó el abandono del vehículo, cordialmente abriéndoles las puertas. El joven pudo deleitarse con la caprichosa construcción de estilo victoriano, era costumbre que edificaciones com esta, fueran mansiones, pero la había conseguido graciss a un dinero que consiguió por herencia, pero como el costo de un diseño así era muy elevado, la casa quedó pequeña, pero sólo a comparación de las mansiones, pues el lugar era amplio. La fachada, a la luz de la Luna que recién retocaba con su brillo las calles de la ciudad, al igual que la luz artífice de los postes, una pintura color escarlata que de momento tenía color sangre arterial por la sombra que a la casa acobijaba. Tenía unas escaleras en color blanco, de madera de roble muy refinada y bien barnizada para impermiabilizar y cuidar su hermosura. Los barandales eran aquellos que tenían soportes de madera circulares, separados por 25Cm. cada uno, y tenían el mismo color que las escaleras, estaban embellecidos por macetas colgadas hacia el interior y exterior (alternadamente) llenas de claveles y tulipanes. La puerta era del estilo mencionado, igual color escarlata pero con una manija sólo pintada, en color oro.-Mira, escucha esto-Dijo gentilmente al acercar su mano al timbre, el botón parecía que fuese antigüo por apariencia, pero el sonido que emitió de dos campanzos lo confirmó. La profesora no pudo evitar una alegre risilla. Sacó las llaves que se encontraban en un compartimiento del estuche de violín, amos entraron. Primero, a la dereha estaba colgado un paraguas en un perchero para llaves, mismas que colocó en dicho lugar. El pasillo principal era un poco estrecho, tenía piso de madera y las paredes eran blancas, llena de pinturas de arte abstracto gótico por así decirlo, eso del lado derecho. Del lado izquido había una puerta, era la cocina. Había demasiadas velas apagadas en el lugar, pero era sólo porqu cuando estaba sola escuchando o tocando su música, un ambiente así era su favorito. Un poco más adelante, había otra puerta, esta era la alacena, había variedad de exquisitos alimentos o condimentos perfecta y obsesivamente ordenados por tipo de especie en órden alfabético, y dentro de cada categoría, un órden igual en base al nombre del alimento. Tercera y última puerta del pasillo, era la del cuarto de limpieza, había una lavadora, una secadora, una plancha, y demás objetos y productos de limpieza, todo también bien organizado. Acabando el pasillo, sólo había pared la derecha, excepto hasta la esquina, pues había unas escaleras en espiral ascendiente. A la izquierda, estaba una cómoda y humilde sala, eso sí, los muebles todos tenían aspecto rústico y antigüo. Más atrás estaba el piano, rodeado de casi cualquier instrumento que pudieses imaginar, lo que abundaban eran violines, ya fueran eléctricos o acústicos, había 7. Justo a la derecha de aquél extenso lugar, habían 2 pueras más, seaparadas por una gran vitrina negra llena de libros que trataban todos sobre música, o notas para tocar canciones y sinfonías. Adentro de una, un cuarto bastante grande con una mesa de madera en el centro, rodeado por completo de varios estantes, libros y libros había ahí. Organizados por tipo de lectura, desde fábulas hasta filosofías analíticas, también organizadas alfabéticamente por el nombre del tipo, y luego nombre del libro. En el otro cuarto, el cual parecía tener una puerta peculiar y distinta a las otras, pues era una habitación a prueba de sonido, por lo cual, la puerta tenía un mecanismo especial, adentro, había justo en el centro un banco al lado de uno de esos estantesque sostienen los libretos con las notas escritas de una canción. Había por supuesto un violín y muchos amplificadores y bocinas. Luego, en las escaleras ascendientes en espiral, haían ventanales color escarlata que le daban un ambiente tétrico pero extrañamente agradable al lugar. Arriba estaban las habitaciones y los baños. Habia 6 puertas, 3 en cada lado de aquél pasillo. Las 3 del lado izquierdo, eran un habitación de huéspedes, otra igual y el baño de visitas. Del lado derecho, dos habitaciones más de huéspedes y la última habitación, la del fondo, era la de Aliza. El interor de todas era igual, en el sentido decorativo, siempre buscando un enfoque artístico y antigüedad con un moderno ambiente gótico. La habitación de Madam Winehouse, tenía una alfombra roja en el suelo, y una cama matriomonial con edredón blanco y rodapié escarlata. Burós a los lados de madera donde había múltiples pertenencias. Un baño a la izquierda, desde la perspectiva de la entrada. Y un enorme, enorme lleno de prendas poco usales para la época, o bien, poco usuales para usar de manera casual. Corsés, faldas victorianas, blusas que parecen esta machadase sangre, collares de pico y demás, no es porque fuese otra estúpida amante e la moda, sino que le gustaban todo ese tipo de prendas. Desde su habitación, podía ver al exterior de la casa, había una especie de sofá justo al lado de la ventana, el cual seguramente usaba para recostarse y observar hacia afuera o hacia el cielo. Un detalle muy notorio es que en toda la casa, no había televisión. Había una computadora, una Lap Top en uno de los burós de al lado de la cama, pero parecía no ser usada mucho o que era muy bien cuidada pues estaba impecable. También en la pared, había una especie de monitor pequeño, de 10 x 8Cm. tenía una pantalla táctil, con eso controlaba el mecanismo que se activaba siempre que la puerta se abría, iniciaba alguna melodía clásica o al menos bella hasta que era detenida. Todo ambientado de forma neo-victoriana y gótica, una rara combinación pero muy agradable.- Bienvenido, Anthony.-Dijo mientras caminaba hacia atrás, sonriéndole. La casa completa tenía una fragancia a flores o algo parecido, no se sabía con certerza pero era un bello aroma.-

Después de comprar la dotación necesaria de chocolates y montarnos al taxi camino a su casa llegamos a nuestro destino. Me mostró su timbre, y sonreí alegre, la facha era bastante atractiva, pero no se comparaba con los magnifico interiores neo-victorianos, la esencia que inundaba el lugar era increíblemente agradable, una combinación de flores seguramente. Traía la bolsa de chocolates en la mano, me quede parado mirando al rededor, era como un pequeño paraíso. Reaccione cuando me dio la bienvenida. -Gracias, tu casa es...- Dije aún examinando los al rededores, mi mirada termino posándose sobre sus ojos. -...Hermosa.- Finalicé mi oración sin dejar de mirar sus orbes aún encantado por la decoración del lugar.

-También lo miró, de hecho no quería retirar la vista de sus orbes tan...cautivadores, los suyos decían todo sin decir nada. Sonrió después de un deleite mútuo, por razones distintas, la cautivación de disolvió dándole aliento para una respuesta.-Gracias...-Respondió en tono que descendía por algún motivo, se tomó un silente pero profundo suspiro, manteniendo mirada contra mirada. Se acercó a él, aún viéndole y sujetó la bolsa de chocolates, la abrió sacando uno de los pequeños, al devolver la bolsa lo abrió lentamente, pero las miradas mútuas aún seguían, parecía un momento mágico...parpadeó y reaccionó, se sonrojó ligeramente para voltearse y dirigirse, con suma elegancia en su andar mediante, hacia uno de los sofás que tenían ahí cerca, se sentó lentamente, y le observó profiriendo con cordialidad al hacer un gesto con la palma extendida.-Por favor...-Dijo en suma gentileza.-