Conociendo a una bella chica (Emma) [+18]

Acababa de llegar al internado hacía apenas unas horas, solamente me había instalado en mi habitación pero no me encontraba de humor como para quedarme ahí quieto, me apetecía recorrer las instancias y así por lo menos irme familiarizando con el nuevo colegio. Me encontraba asqueado ya que me habían metido aquí en contra de mi voluntad, mi vida antes era perfecta, tenía todo lo que quería, a cuantas chicas quisiera, era popular y además guapo, ¿qué más pedir?.
Comencé a andar por los pasillos cuando al pasar por lo que parecía un auditorio escuché una melodiosa voz, alguna chica estaba cantando.
Me acerqué hacia el auditorio y me recargué contra el marco de la puerta, observando en silencio a la chica que se veía que le gustaba cantar por cómo lo hacía, además de ser obviamente muy atractiva, mira por donde igual tenía suerte en mi primer día.
Espere a que acabara de cantar y comencé a aplaudir lentamente, sonriendola con mi típica sonrisa embaucadora cuando se giró sobresaltada ya que no me esperaba.
-Cantas de maravilla - le dije acercándome a ella y tomando su mano, estrechándosela a modo de saludo y depositando un suave beso sobre esta - soy Daniel Stahl, ¿y la bella chica cómo se llama? - iría a donde iría no podía evitar ponerme a ligar, pero la verdad es que la chica era guapa, para que negarlo, además de tener un buen cuerpo.

Aproveché que el resto de la gente estaba ocupada después de comer, ya fuera haciendo deberes estudiando, durmiendo o lo que les diera la gana de hacer, para ir al auditorio ya que me apetecía poner un rato a prueba mi voz puesto que desde que había llegado al instituto no lo había hecho más que un par de veces.
Cogí uno de los discos de música que tenía en la habitación y me dirigí hacia el auditorio para ponerlo en el equipo de música y, como tan solo tenía grabada la música, ponerle la voz a la canción. Así lo hice, y, pensando que no había nadie más en la sala, aproveché para dar todo de mi, como si fuera realmente una artista prestigiosa que está frente a su público ansioso. Sin embargo, al terminar la canción oí unos aplausos y me giré bastante sorprendida. Al parecer, un chico al que aún no conocía había estado observando todo el rato.
En un principio pensé en enfadarme, ¿Quién era él para entrar y ponerse a mirar? Sin embargo sus palabras hicieron que me retractara de mi primer impulso y, por el contrario adoptara otra postura - Gracias - contesté - pensé que todo el mundo tenía cosas que hacer - añadí alzando una ceja y sonriendo casi sin darme cuenta al ver que besaba mi mano - Yo soy Emma Bradford, no te había visto antes, ¿Eres nuevo por aquí? - pregunté acercándome un poco más a él. Lo observé de arriba a abajo disimuladamente... la verdad es que no estaba nada mal.

(la canción (= )

Al principio y por como la ví pensé que se iba a enfadar conmigo y como mínimo empezar a regañarme o algo, pero al parecer mis palabras y mi labia me salvaron una vez más.
La miré divertido con su indirecta sobre lo de que todo el mundo andaba haciendo algo y le contesté irónico y medio bromeando - vaya no se te escapa una ¿eh?, el caso es que acabo de llegar e instalarme y mientras paseaba escuché tu dulce voz y no pude evitar venir a ver de quien era la voz - ví como sonrió al besarle la mano, todas caían igual y eso me venía a las mil maravillas, además al parecer la chica parecía maja y algo ingenua, perfecto para mí entonces.
Bueno ya le había contestado a su siguiente pregunta por lo que le dije - un gusto conocerte Emma, no sabes cuanto.... - le dije con una tentadora voz mientras volvía a dejar su mano suavemente en su anterior posición llevando las mías a los bolsillos del pantalón y le pregunté - ¿llevas mucho tiempo por aquí? - le pregunté observandola con interes.

OFF: perfecto linda, la había dejado a tu elección

- Ya ves, algunos dicen que soy hasta bruja - bromeé - No es que lleve mucho tiempo por aquí, pero me conozco este antro lo suficiente como para saberte decir más o menos donde está cada cosa - contesté a su pregunta sin dejarle de mirar a los ojos - si quieres puedo ayudarte a instalarte y puedo ser tu guía por el colegio - dije, llevandome las manos a la espalda, como si fuera una niña buena - da la casualidad que hoy la sala de castigados no es uno de mis destinos y estoy completamente libre - añadí, esta vez con una sonrisa maliciosa y un tono más provocador - o si lo prefieres podemos quedarnos un rato más aquí, seguro que a ti también se te da bien la música... - Daniel había llegado precisamente en el momento más oportuno y, si él no tenía ningún inconveniente, me vendría de perlas pasar la tarde con él para matar el aburrimiento. Seguro que lo pasábamos muy bien...

OFF: gracias

-Sería un auténtico honor que fueras mi guía, aunque con semejante belleza a mi lado dudo que pudiera observar mucho las instalaciones...- le dije sonriendole pícaro. Que llevara sus manos a la espalda me hizo gracia dado que le daba un aire de inocencia que por lo que podía a preciar no tenía en absoluto y eso me encantaba.
Escuché lo de la sala de castigados y le dije divertido enarcando una ceja - ¿así que eres una chica mala eh?, eso me gusta....
Me acerqué a ella pasando un brazo por la cintura pero en vez de acercarla a mí para besarla la puse a mi lado y le dije - mejor hacemos un tour turístico y luego ya te enseñaré mis dotes musicales...- la pegué a mi y le dije con voz sensual - ¿vamos?

OFF: de nada preciosa

Le guiñé un ojo al escuchar su comentario que cerca estuvo de enrojecerme - Si es necesario podemos hacer la visita turística tantas veces como quieras, por mi no hay ningún problema repetir las cosas siempre y cuando la compañía sea tan agradable - contesté a su comentario.
No pude evitar reir al escuchar su pregunta. Parecía que ya desde el primer día en el instituto me había ganado el calificativo de "Chica mala", aunque por otra parte yo misma me había encargado de ser merecedora del puesto - No, es que los profesores me tienen manía por ser una alumna ejemplar y por eso me mandan a la sala de castigados - contesté bromista - ¿O es que no te paredco la chica más buena que habita este mundo? Pero si quieres puedo ser una chica mala... sacrificaré mi buena reputación por ello - añadí en un tono más bajo, como si fuera a oirnos alguien.
Se acercó a mi, pasando su brazo por detrás de mi espalda - Claro, vamos a donde tú quieras... quizás prefieras empezar por las aulas... o por las salas de entretenimiento. Aunque como sugerencia he de decirte que dejemos el jardín para el final. La vista al atardecer es preciosa y, además, últimamente no suele haber nadie a esas horas... - propuse, mordiendome el labio inferior seguidamente.

-A mi tampoco me importa repetir, y menos si es contigo ya que me pasaría el tiempo observandote y admirando tu belleza.
Si seguía así estaba seguro de que caería enseguida en mi red y bienvenida sea, la chica cada vez me atraía más.
Me reí de lo que dijo sobre ser una chica buena y ejemplar y le contesté cuando me hizo aquella pregunta - oh, por supuesto que sí, nunca dudaría de tu dulzura e inocencia, eres más buena que el pan, es más.... - añadí en tono bajo, susurrándoselo en el oído con tono pícaro -... estás más buena que el pan.
A diferencia que ella yo decía las cosas directamente y estaba claro por donde iban los tiros en este encuentro desde que cruzamos la primera indirecta.
-Ese plan me parece perfecto, sobretodo la parte final... incluyendo el que no haya nadie, así no nos molestaran mientras vemos el atardecer juntos, pasándolo muy bien... .- le dije guiñándole un ojo mientras pasaba un dedo por su labio inferior el cual se acababa de morder.

- Si te sigues empeñando en ruborizarme vas a terminar consiguiéndolo - dije al escuchar su primer comentario, pero consiguió sacarme de verdad los colores al escuchar su siguiente comentario - Vale, ya lo conseguiste - reí - pero he de decir que si estoy la mitad de buena que tú dices, todo el instituto se va a poner celoso de vernos pasear juntos, puesto que, para que negarlo, tú no es que estés más bueno que el pan. Estás más bueno que un bombón de chocolate... por suerte el sol no te ha derretido y ahora estás aquí conmigo - susurré a su oído yo también.
Suspiré levemente al sentir su dedo sobre mis labios - desde luego que es un plan estupendo. Mucho mejor que pasarme la tarde encerrada en la sala de castigados observando como las niñas pijas intentan camelarse al profesor para que les deje salir antes - añadí a su comentario mientras me separaba de él, adelantandome unos pasos - pero por qué pensar en lo divertido que puede ser si podemos vivirlo en persona? - dije con una sonrisa pícara y provocativa. Si quería pasar un buen rato, había acudido a la persona más indicada. Cada vez me arrepentía menos de que hubiera entrado en el auditorio y hubiera interrumpido mi pequeña actuación. Quien sabía cómo podía terminar el día...

-Me encanta conseguir lo que me propongo como ruborizarte en este momento - le dije mientras me reía bromista.
Lo que me dijo sobre lo que pensaba sobre mí hizo que mi ego subiera un poco, si ya lo era de por sí, estas cosas me lo incrementaban y la verdad es que me sentaba de maravilla - que combinación más deliciosa un bollito de pan como tú con un bonbón como yo... me dan ganas de probar esa comida... - le dije sugerentemente con voz traviesa.
Su indirecta hizo que mi sonrisa se volviera pícara, ahora estaba muy cerca mío y su pregunta no me ayudó a controlarme, la cogí por la cintura, pegándola a mí mientras le decía, rozando sus labios - tienes razon.... pero prefiero que lo reservemos para el atardecer - le dí un breve beso en sus labios y todavía cogida de la cintura pero con solo un brazo la encaminé hacia donde suponía que estaban los jardines.

- ¿Qué tal si guardas esas ganas de comer para luego? No sé... quizás viendo el atardecer o incluso después... - me encogí de hombros mientras le guiñaba de nuevo un ojo - ¿No crees que es un buen momento?
Sin darme casi cuenta estábamos pegados el uno al otro. Me estaba dejando llevar sin pensar que esto podría traerme consecuencias, pero, ¿Qué más daba? Me lo estaba pasando de maravilla y Dan era tan... irresistible. Sus manos alrededor de mi cintura, mis manos acariciando su rostro, parecían preludiar lo que iba a ocurrir, un pequeño roce entre sus labios y los míos fundiéndose en un breve beso. Acto seguido, comenzamos la marcha, dejando atrás el auditorio - por alguna extraña razón creo que me está entrando algo de hambre a mi también... - dije mientras caminábamos - es una suerte que tenga a alguien tan rico al lado - añadí insunuadamente.

-Creo que yo se cual es esa "razón que se te escapa" ya que a mí me pasa lo mismo, casualidades de la vida ¿no crees? - le pregunté bromista, estaba ya deseando de que llegaramos a los jardines ya que estaba claro que el tour por el internado lo íbamos a dejar para otro rato.
Al fin llegamos al bendito jardín y fuimos hasta donde había un árbol que daba una sombra bastante apetecible en ese momento, pero no más que la belleza que me acompañaba.
Me senté en su sombra, recostándome en el tronco y le pregunté mientras le señalaba un sitio a mi lado - ¿por qué no te sientas linda para disfrutar de la puesta de sol prometida?

- Oh, sí, que casualidad. Parece que estamos hechos el uno para el otro - bromeé yo también tomando rumbo directo a los jardines, puesto que en esos momentos a ninguno de los dos nos apetecía precisamente hacer una visita turística por todo el instituto y el jardín parecía llamarnos a voces que fueramos de una vez a disfrutar de esa ansiada puesta de sol de la que tanto habíamos insinuado y hablado ya.
Al llegar allí, Dan se recostó en el tronco de un árbol en el que daba la sombra y se estaba muy a gusto - Claro, ¿Cómo negarme a disfrutar del momento que llevamos esperando desde que hemos empezado a hablar? - me senté a su lado apoyándo mi cabeza sobre su hombro - además... aquí a la sombra no hay riesgos de que el sol te derrita antes de que desaparedca en la línea del horizonte y deje paso a la noche - susurré a su oído aprovechando la posición.

-Tranquila hermosa que este bombón no se va a derretir porque ¿cómo perderse la oportunidad de disfrutar de tan magnífica compañía? - le pregunté divertido.
Pasé mi brazo por su cintura cuando se sentó a mi lado sonriendo de lado al escuchar su susurro - oh, pero si la noche es lo mejor, aquí los dos solos, envueltos el el misterioso y tentador velo de la noche... - aproveché la cercanía de su rostro para besarle apasionadamente, en un beso largo que la dejó sonrojada hasta la raíz del cabello y cuando nos separamos le dije acariciando una mejilla - me encanta verte así, te favorece.

- Sí... la noche - murmuré - ¿Qué clase de encantos nos traerá hoy? Pronto lo sabremos... aunque mucho me temo que sueño precisamente no nos va a traer y, no sé por qué, pero creo que va a ser una noche bastante cálida - añadí, sintiendo su brazo alrededor de mi cintura y acomodándome mejor en su hombro. La cercanía entre ambos volvió a servir de excusa para que nuestros labios volvieran a juntarse de nuevo, sin embargo esta vez no fue tan breve como el primero, sino largo y apasionado hasta el punto de sonrojarme de nuevo - En ese caso te dejaré que me sonrojes toda las veces que quieras.Aún quedaban un rato antes del atardecer, pero no me importaba en absoluto esperar el tiempo que fuera necesario estando tan bien acompañada - ¿Eres de la ciudad o vienes de fuera? - pregunté para hablar de algo.

-Nos traera muchos encantos, pero ninguno comparado con los tuyos - le dije sonriéndola ampliamente mientras le acariciaba la mejilla.
Se acomodó más en mi y sonreí interiormente, todo estaba saliendo a pedir de boca.
-Te tomo la palabra, ¿pero luego no te eches para atrás eh hermosa? - le dije guiándole un ojo pícaro.
Escuché su pregunta y le dije - nací en Alemania pero vivo en Inglaterra desde niño, ¿y tu? - le dije mientras colocaba en su sitio un mechón rebelde de pelo, aprovechando para acariciar su hermoso cuello de cisne.

- Seré una chica mala, pero siempre cumplo mis promesas - contesté - oh, vaya, si se suponía que era una chica buena. Vaya, me has pillado, lo confieso. Medio instituto tiembla al escuchar mi nombre, de alguna manera tenía que hacerme conocer aquí, ¿no? - reí.
Una ligera y agradable brisa empezó a correr y me pegué un poco más a Dan. Para que negarlo, la cosa pintaba más que bien y ninguno de los dos, al parecer, teníamos pensado que esto quedara así después del tan ansiado atardecer.
Escuché la respuesta a mi pregunta - Vaya, Alemania. Nunca he estado allí. Quizás en verano puedas hacerme tú de guía por allí - bromeé - Yo soy de Edimburgo, pero tengo familia rusa - contesté, esbozando una sonrisa al ver cómo me colocaba el mechón de pelo y después acariciaba mi cuello - empiezo a alegrarme cada vez más de que casualmente entraras en el auditorio cuando estaba yo... - murmuré, acercándome esta vez yo a sus labios para besarle - creo que mañana después de comer iré de nuevo... ¿Te apuntas a interrumpirme? - bromeé de nuevo echandome a reir.

-Sabía que eras una chica mala, y he de avisarte que esas son las que más me atraen...- le dije con tono suave pero tentador, y que le iba a hacer, ser así de Don Juan venía en mi y no lo pensaba cambiar ni a la de tres.
Cuando corrió algo de aire se pegó más a mí y obviamente la abracé más para sentirla más pegada a mí.
-Estaría encantado de ser tu guía, además se de lugares perfecto para ver atardeceres... - le dije como indirecta.
-Dicen que los rusos son muy... ardientes, ¿ese fuego corre por tus venas guapa? - le pregunté provocadoramente mientras una de mis manos comenzaba a acariciar una de sus piernas, subiendo lentamente desde su rodilla hacia arriba.
Me reí al escuchar lo de la interrupción y le contesté - por tí te interrumpiría cuantas veces gustases.

- Entonces me temo que vamos a llevarnos muy, pero que muy bien porque soy naturalmente y por excelencia mala - contesté sonriendo pícaramente.
Lugares perfectos para ver el atardecer... una propuesta bastante irresistible como para decir que no - Te tomo la palabra yo a ti también, no sea que el que se vaya a echar para atrás ahora seas tú, ¿eh? - añadí a su contestación.
Volví a morderme el labio inferior al sentir su mano subiendo por mi pierna - Te contestaría a esa pregunta... pero creo que podrás comprobarlo tu mismo después del atardecer - comencé a jugar con un mechón de mi pelo - aunque te daré una pista... en pleno invierno no necesitarias más que una camiseta y unos pantalones cortos para no pasar frío teniéndome a tu lado - pasé mi mano suavemente por su cuello.

-Yo nunca me echo para atrás, y menos contigo, nunca me perdonaría decepcionarte - le dije sonriendo pícaramente, desde luego que ya estaba en el bote y bien metida, hasta con tapa puesta y todo para no escaparse.
-Será un honor comprobarlo, es más lo estoy deseando... - le dije subiendo ahora mi mano por su vientre, jugueteando ahí mientras lo que decía del invierto - si te soy sincero hasta ahora mismo me esta sobrando algunas prendas, ¿a ti no te ha entrado un repentino calor?, porque de ser así gustosamente te ayudaría a remediarlo... - le dije comenzando a subir un poco su camiseta pos su vientre, mientras se lo acariciaba ahora mejor al descubierto, esperando a su aprobación aunque una vez que me la dara ya no iba a poder contenerme, pero sabía de sobra que ella ya lo sabía, por lo que quedaba a su elección.

Suspiré de nuevo al tacto de sus manos sobre mi vientre. De reojo observé cómo comenzaba el ocaso aunque temía que en ese momento íbamos a hacer de todo menos prestar atención al paisaje. Bueno, así tendríamos la excusa de pasar otra tarde en el jardín mirando el atardecer.
- Vaya, pues ahora que lo dices sí que empiezo a tener bastante calor. Qué amable eres ofreciéndote a quitarme la ropa - contesté mientras le facilitaba la labor de quitarme la camiseta y comenzaba a quitarle yo la suya - parece irónico que cuando se está poniendo el sol comencemos a tener un calor agobiante... aunque claro, yo sigo teniendo un pedazo de sol delante mío - añadí rozando mis labios con los suyos pero sin llegar a besarlo.

Eso fue más que suficiente y se la quité sin darle más vueltas al asunto, subiéndosela lentamente y después ella hizo lo mismo con la mía. Ambas camisetas acabaron tiradas por alguna parte.
Sonreí ante su ironía y le dije - es lo que tiene, será por la fogosidad que recorre nuestro cuerpo en estos momentos - le dije tumbándola lentamente sobre la hierba iniciando un camino de besos desde sus labios, bajando lentamente por su cuello y pecho, donde me entretuve un rato, bajando hasta su vientre, mientras mis manos recorrían su perfil hasta llegar al cierre de su pantalón, el cual desabroché lentamente pero no se los quité, aun esperaría un poco más.
Le miré pícaro y regresé a sus labios los cual directamente devoré, en ese momento solo quería una cosa, tenerla a ella.

De momento me encontré tumbada en el suelo, estremeciéndome al sentir el roce de sus labios por mi cuerpo mientras una de mis manos comenzaba a jugar con su pelo y la otra acariciaba su espalda hasta colarse por dentro de su pantalón que poco tardó en salir fuera junto con el resto de la ropa - El caso es que a pesar de todo sigo sintiéndome algo acalorada... ¿No tendrás algún eficaz remedio para estos repentinos sofocos sin explicación lógica? - dije haciéndome la interesante y la despistada - aunque por lo que veo, este calor es recíproco... - añadí llevando mis manos hasta la altura de sus boxer.

Ver como le había gustado que la tumbara y besara me hacía sentir muy pero que muy bien.
Una de sus manos comenzó a jugar con mi pelo mientras la otra se deslizaba lentamente por mi espalda hasta colarse por dentro de mis pantalones. Le sonreí de lado mientras mis manos se encargaban de explorar cada rincon de su cuerpo sin pudor alguno, acariciando sus pechos cubiertos por un sexy sujetador que poco duraría ahí puesto.
Acabó por quitarme los pantalones y le miré divertido cuando dijo lo del calor - claro que si querida, tengo el mejor de los remedios para este calor que como ya has dicho nos invade a ambos... - le dije con voz maliciosa mientras lentamente mis manos bajaban sus pantalones para quitárselos y dejar al descubierto sus bellas piernas, aprovechando la ocasión para recorrerlas ahora con mis manos sin obstáculos y como no con mis labios lentamente, para después volver a besarla con mucha pasión mientras notaba como jugaba con la goma de mis boxers - ¿vas a quitármelos? - le dije con tono provocador, esperando a ver por donde salía.

Sus manos correteando por mis senos hacían que Dan me pareciera aún más apetecible en esos momentos. No sabía si sería así con todas las chicas, pero tenía que reconocer que sabía cómo tratar a una chica y, además, me había pillado de buenas. Cualquier otro día podría haberle mandado perfectamente a la mierda ante su primer intento de ligoteo. Sin embargo eso no iba a ser el caso y no iba a desperdiciar el momento. Ya habría tiempo de consecuencias más tarde. En ese momento lo único que me interesaba era un poquito de diversión con ese Don Juan alemán que había tenido la suerte de cruzarse en mi camino - No sé, no sé... - contesté haciéndome la intererante, como si dudara en hacerlo - puede que sí... - los baje un poco - o puede que no... todo depende de cómo te portes - reí - pero como estás haciéndome pasar un buen rato y sé que lo que va a venir después va a ser mejor que observar el atardecer... es posible que lo haga - los bajé un poco más, sin llegar a dejar de momento nada al descubierto y comencé a jugar con mis manos por su pecho - aunque claro, también tendrás que hacer méritos para que esta chica mala te los quite... no es algo que haga a cualquiera - bromeé.

Su respuesta sin duda fue como esperaba, ¿así que te gusta que te den motivos para hacer las cosas?, pues no te preocupes que aquí donde me ves soy un experto en esas cosas.
Al final los dejo algo bajados pero sin dejarme nada al descubierto y le dije juguetón - muy bien, si quieres que haga meritos no hay problema... te aseguro que no te arrepentirás - Colé mis manos por un hueco entre su espalda y el césped y le desabroché hábilmente el sujetador dejando sus pechos al descubierto los cuales comencé a besar y lamer, jugueteando con ellos con mis manos también para al final terminar dándole alguna suave pero tentadora mordida. Seguí jugando con ellos mientras con mis labios recorría todo su cuello hasta la clavícula, lamiéndolo y dejándole un chupetón al final para que recordara bien este momento. La miré travieso tras hacérselo y le dije - eso es para que te acuerdes bien de mí.
Mis manos comenzaron a descender hasta su ropa interior inferior, jugando con ella, entrelazándola entre mis dedos mientras una de ellas se introducía por dentro de ella, acariciando suavemente la zona para enseguida sacarla de ahí lanzándole una mirada de permiso.